No se altere si durante la semana encuentra gente pellizcándose en la avenida Brígido Terán. No hay ningún brote viral ni nada por el estilo; lo que sucede es que a Los Tarcos le tomará varios días asimilar el triunfo que logró sobre Cardenales, en la apertura de la Copa de Oro. El 29-28 abre un nuevo panorama para el equipo "rojo", cuya imagen final fue casi la de un campeón: su pueblo, amontonado en un rincón de la "Caldera del Parque", haciendo fila para abrazar a sus héroes.
Si la postal fue de ese color y no de uno más oscuro, fue más que nada por el buen trabajo en el primer tiempo, en el que los del ex aeropuerto dominaron casi a voluntad. Combinando la experiencia de sus forwards con la juventud irreverente de sus tres cuartos, el "rojo" puso entre las cuerdas al "purpurado". Se despegó del libreto del juego corto y fue arrinconando a su rival con buen juego de manos y profundidad en ataque. Los tries de Gerardo Perdiguero, Leonardo Bevilacqua y Rómulo Acosta sellaron un cómodo parcial para Los Tarcos: 24 a 8.
Pero en la cancha del "tennis", nadie liquida a nadie en 40 minutos, y menos cuando se trata de Cardenales. Los hombres de la cruz negra se enjuagaron el cerebro y en apenas 20 minutos lograron una remontada hasta entonces impensable, con un try penal y otro de Mariano Rodríguez. Fue el tiempo de las vacas flacas para Los Tarcos, que hasta un rato antes se estaba dando el banquete de su vida. Los reclamos y las caras de incredulidad se expandieron por el lado "rojo" de la cancha, hasta que un inesperado error en el fondo de "nales" le dio la chance a su rival de atacar a la yugular. Y el "rojo" no perdonó: el try de Joaquín Riera dejó a Cardenales buscando una explicación que no existe.